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Historia del acero inoxidable.
Los primeros trabajos realizados para la fabricación de los hierros y aceros
inoxidables datan del siglo XIX. Ya en aquellos días se sabía que el hierro
aleado con ciertos metales, como el cobre y
el níquel resistía mejor a la oxidación que el hierro ordinario. En 1865 ya se
hacían, aunque en cantidades muy limitadas, aceros con 25 y 35% de níquel que
resistían muy bien la acción de la humedad del aire y, en general, del medio
ambiente; pero se trataba de fabricaciones en muy pequeña escala que nunca se
continuaron. En esa época no se llegó a estudiar ni a conocer bien esta clase
de aceros. En 1872 Woods y Clark
fabricaron aceros con 5% de cromo que tenían también mayor resistencia a la
corrosión que los hierros ordinarios de esa época. Posteriormente en 1892 Hadfield,
en Sheffield, estudió las propiedades de ciertos aceros aleados
con cromo y dio a conocer en sus escritos que el cromo mejoraba sensiblemente
la resistencia a la corrosión. En 1904-1910, Guillet y Portevin, en Francia, realizaron numerosos estudios sobre aceros
aleados con cromo y níquel, determinando microestructuras y tratamientos de
muchos de ellos. Llegaron a fabricar aceros muy similares a los típicos aceros
inoxidables que se usan en la actualidad, pero hasta entonces nunca le dieron
especial atención a la inoxidabilidad.
El desarrollo original de lo que son actualmente los aceros inoxidables
aconteció en los albores de la primera guerra mundial. En forma independiente y
casi simultánea, en Inglaterra y
en Alemania se descubrieron los aceros inoxidables tal como
los conocemos ahora. El metalúrgico inglés Harry Brearly
investigando cómo mejorar una aleación para proteger los cilindros de los
cañones, encontró que agregando cromo a los aceros de bajo carbono, obtenía
aceros resistentes a las manchas (stainless) o resistentes a la oxidación. Los
doctores Strauss y Maurer,
de Alemania, en 1912 patentaron dos grupos de aceros
inoxidables al cromo-níquel de bajo contenido de carbono; uno de éstos, con la
denominación 18-8, ha sido utilizado desde entonces en numerosas aplicaciones.
Las propiedades y composiciones de los aceros inoxidables se mantuvieron en
secreto por los países beligerantes mientras duró la primera guerra mundial.
Posteriormente, a partir de las pocas aleaciones experimentadas en 1920. y de
un limitado número de grados comercialmente disponibles en 1930, la familia de
los aceros inoxidables ha crecido en forma impresionante. En la actualidad se
cuenta con un gran número de tipos y grados de acero inoxidable en diversas
presentaciones, y con una gran variedad de acabados, dimensiones, tratamientos,
etc.
Como
todos los tipos de aceros, el acero inoxidable no es un metal simple sino una aleación. Lo que tienen en común todos los aceros es que el
principal ingrediente (elemento de aleación) es hierro, al que se añade una
pequeña cantidad de carbono. El acero inoxidable fue inventado a principios del
siglo XX cuando se descubrió que una pequeña cantidad de cromo (habitualmente
un mínimo de 11%) añadido al acero común, le daba un aspecto brillante y lo
hacía altamente resistente a la suciedad y a la oxidación. Esta resistencia a
la oxidación, denominada «resistencia a la corrosión», es lo que hace al acero
inoxidable diferente de otros tipos de acero.
El acero inoxidable es un material sólido y no un revestimiento especial
aplicado al acero común para darle características “inoxidables”. Aceros
comunes, e incluso otros metales, son a menudo cubiertos o “bañados” con
metales blancos como el cromo, níquel o cinc para proteger sus superficies o
darles otras características superficiales. Mientras que estos baños tienen sus
propias ventajas y son muy utilizados, el peligro radica en que la capa puede
ser dañada o deteriorarse de algún modo, lo que anularía su efecto protector.
La apariencia del acero inoxidable puede, sin embargo, variar y dependerá en la
manera que esté fabricado y en su acabado superficial. Sin embargo, justo
después de su descubrimiento se apreció que el material tenía otras muchas
valiosas propiedades que lo hacen idóneo para una amplia gama de usos diversos.
Las posibles aplicaciones del acero inoxidable son casi ilimitadas, hecho que
puede comprobarse con tan solo unos ejemplos:
En
el hogar: cubertería y menaje, fregaderos, sartenes y baterías de cocina, hornos
y barbacoas.
En la ciudad: paradas de autobús, cabinas telefónicas y resto de mobiliario
urbano, fachadas de edificios, ascensores y escaleras en acero, vagones de
metro e infraestructuras de las estaciones.
En la industria: equipamiento para la fabricación de productos alimentarios y
farmacéuticos, plantas para el tratamiento de aguas potables y residuales,
plantas químicas y petroquímicas, componentes para la automoción y aeronáutica,
depósitos de combustible y productos químicos.
Clasificación del acero
El acero es una aleación
compuesta principalmente por hierro y carbono, con porcentajes de estos últimos
de entre 0,008 y 2,11%. Se distingue del hierro fundido, que también es una
aleación de hierro y carbono, pero el contenido de carbono está entre 2,11% y
6,67%.
La diferencia fundamental
entre ambos es que el acero es fácilmente deformable por forja, laminación y
extrusión, mientras que una cantidad de hierro fundido es muy frágil. El acero
se puede clasificar de la siguiente manera:
·
La cantidad de carbono.
·
Composición química.
·
Constitución micro estructural.
Aplicación del metal
Además de los componentes
principales indicados, el acero incorpora otros productos, a partir de
chatarra, mineral o el combustible utilizado en el proceso de fabricación, como
el azufre y el fósforo. Otros se añaden intencionadamente a mejorar algunas
características del acero para aumentar su resistencia, ductilidad, dureza o de
otro tipo, o para facilitar cualquier proceso de fabricación en el caso de
elementos de aleación como el níquel, cromo y otros.
En las impurezas de acero
común (otros elementos de hierro y carbono) siempre será inferior al 2%. Por
encima del 2 al 5% de otros elementos ya puede considerarse de acero de baja
aleación y un 5% se considera de alta aleación. El azufre y fósforo son
perjudiciales para el acero, porque en última instancia, pueden intervenir en
sus propiedades físicas, dejándolo quebradizo.
El acero inoxidable es una
aleación de acero con altos niveles de cromo y níquel en altas dosis aceros
inoxidables se pueden dividir en tres categorías principales (superior al
20%.): los aceros inoxidables austeníticos, que contienen altos niveles de cromo
y níquel, los aceros inoxidables martensíticos contienen cromo alto, bajo
contenido de níquel y el contenido de carbono suficientes para alcanzar la
dureza media o alta en el tratamiento térmico de temple, y aceros inoxidables
ferríticos contienen alto contenido de cromo y bajos niveles de níquel y
carbono. Este último tipo austenítico y no puede ser templado.
El acero es actualmente la
aleación más importante, siendo utilizado de forma intensiva en numerosas
aplicaciones, tales como máquinas de herramientas, construcción, etc. Sin
embargo, su uso está restringido a ciertas aplicaciones debido a las ventajas
técnicas que ofrecen otros materiales como el aluminio en el transporte de su
ligereza y la construcción debido a su mayor resistencia a la corrosión de
cemento, (incluso combinados con el acero) debido a su mayor resistencia al
fuego y la cerámica en aplicaciones que requieren temperaturas extremadamente
altas.